
"Aquel que no sea capaz de comprender que una religión útil pueda estar basada en mentiras, tampoco comprenderá este libro", Kurt Vonnegut
Aunque la Universidad de Chicago reprobó su tesis en 1946, le concedió a Kurt Vonnegut el título de Antropólogo cuando ya era famoso por Cuna de gato, su cuarta novela, publicada en 1963. Y lo bien que hicieron en dárselo, porque el libro es una genialidad, obra cumbre del humor, el absurdo y la ironía.
En líneas muy generales (no voy a contar el argumento), la historia trata de un periodista que se hace llamar Jonás y se propone escribir El día del fin del mundo, un libro que contará qué estaba haciendo el doctor Félix Hoenikker, el "padre de la bomba atómica", el día que explotó en Hiroshima. Su objetivo es humanizar la bomba. El problema es que el inventor está muerto y Jonás deberá seguir a sus tres hijos (una giganta, un diseñador de maquetas y un enano) a San Lorenzo, una república bananera situada en una isla del Caribe. Allí, "papá" Monzano, el dictador, promueve la captura de Lionel Boyd Johnson, antiguo fundador del régimen y creador del bokononismo, una novedosa religión, cuyo libro dice en la primera frase: "Todas las cosas verdaderas que estoy a punto de contarles son una insolente mentira".
¿Y dónde está la cuna?
La cuna de gato es un juego ancestral conocido por muchas culturas. Consiste en formar marañas de hilos con los dedos. Su nombre en inglés (Cat's Cradle) no se usa en español y no tiene nada que ver con las figuras que puedan lograrse. Sin embargo, no se me ocurre otro título que pudiera tener más sentido para esta novela.
El día de la bomba, el Dr. Hoenniker estaba jugando con un trozo de cuerda con la que estaba atado el manuscrito de una novela que le había enviado un preso. La novela hablaba de cómo unos científicos locos fabricaban una bomba que arrasaba el planeta en el año 2000. Al enterarse todo el mundo de que llegaba el fin, se organizó una gran orgía, y diez segundos antes de estallar la bomba, aparecía el mismísimo Jesucristo. El autor le enviaba el manuscrito al Dr. Hoenikker porque no sabía qué tipo de explosivos poner en la bomba y esperaba una sugerencia suya.
Ese día Newton Hoenniker, el hijo enano, tenía 6 años. Recuerda lo siguiente: "todo lo que quería del manuscrito era la cuerda. Así era mi padre. Nadie podía predecir qué podía interesarle. El día de la bomba fue la cuerda[...] Con sus dedos hizo una figura de cuerda que se llama la cuna de gato[...] se arrodilló en la alfombra junto a mí, me enseñó sus dientes, e hizo bailar la maraña de cuerda delante de mi cara. "¿Ves, ves, ves? -preguntó-. Una cuna de gato. ¿Ves la cuna de gato? ¿Ves dónde duerme el gatito? Miau, miau." Sus poros parecían tan grandes como los cráteres de la luna. Tenía las orejas y las narices llenas de pelos. Olía igual que la mismísima boca del infierno. A tan poca distancia, mi padre era la cosa más fea que he visto en mi vida. Es algo con lo que sueño siempre".
A partir de este episodio, en apariencia banal, surge una serie de tensiones entre Ciencia y Religión que recorren la novela. Vayan algunos pasajes a modo de ejemplo, donde los personajes tienen la palabra:
Científicos

Irving Lamuir (centro) ganó el Premio Nobel de Química en 1932 e inspiró a Vonnegut el personaje de Felix Hoenniker. Puede que durante una visita de H. G. Wells a la compañía General Electric en Shenectady (1930), haya tenido la ocurrencia de entretenerlo con el hielo-nueve (elemento clave en Cuna de gato).
En esta foto aparece junto a Guglielmo Marconi (derecha).
Entrevistado por el protagonista, el Dr. Asa Breed, antiguo supervisor del Dr. Hoenikker, se queja de que la mayoría de la gente no tiene la menor idea de lo que es la investigación pura: "No se trata de buscar un filtro de cigarrillo mejor o una toallita para la cara más suave[...] Saber cosas nuevas es el bien más valioso que hay sobre la superficie de la Tierra. Cuantas más verdades trabajemos, más ricos nos haremos". Para el Dr. Breed, esta búsqueda de la verdad está íntimamente relacionada con el carácter de un investigador puro: "Los investigadores puros trabajan en lo que les fascina a ellos, no en lo que fascina a los demás".
Al respecto, Miss Faust, su devota secretaria, opina que no puede entender "cómo la verdad, por sí misma, puede ser bastante para una persona". En este punto, el narrador advierte que Miss Faust ya estaba madura para el bokononismo.
Profetas
El primer acercamiento de Jonás al bokononismo fue a través de un libro que explicaba la teoría de Bokonon acerca de lo que él llamaba "tensión dinámica", es decir, un equilibrio valiosísimo entre el bien y el mal. Jonás confiesa que al leer esta denominación se burló de Bokonon, ya que "tensión dinámica" es un concepto que había popularizado Charles Atlas, el físicoculturista que daba cursos por correspondencia.

Sin embargo, Bokonon admitía que era alumno suyo y de dónde había sacado el término. Charles Atlas pregonaba que se podían desarrollar los músculos sin pesas ni aparatos, bastaba con oponer un grupo de músculos a otro. En consecuencia, Bokonon predicaba que "se podía desarrollar una buena sociedad oponiendo el bien al mal, y manteniendo la tensión elevada entre ambas fuerzas constantemente".
Dictadores
Bandera de la República de San Lorenzo, fundada por Earl McCabe, un marine desertor, y Lionel Boyd Johnson, alias Bokonon.
Sobre un campo azul regio, pueden apreciarse los galones de cabo de McCabe.

Al que no le causa ninguna gracia este profeta es a "papá" Monzano, que exige que se mate a Bokonon, que no hace sino enseñar mentiras, y que se enseñe al pueblo la ciencia, "una magia que funciona". No obstante, cuando necesita asistencia, prefiere los sacramentos de la fe bokononista. El único dispuesto a dárselos es un médico, que declara: "Soy un científico muy malo. Haré cualquier cosa con tal de que un hombre se sienta mejor, aunque sea algo acientífico, y ningún científico que se precie diría algo así".
Descreídos
De la galería de personajes nihilistas que presenta la novela, Philip Castle, dueño del Hilton de San Lorenzo, es uno de los que no teme decir abiertamente lo que piensa. El otro es Julian Castle, su padre, émulo de Albert Schweizer, que ha abierto un hospital en la jungla para ayudar a los más necesitados.
Confiesa el joven Castle: "Ojalá supiera por qué coño construí este hotel, aunque supongo que para darle un sentido a mi vida. Un modo de estar ocupado, un modo de no sentirme solo[...] O me hacía ermitaño o abría un hotel, no había término medio".
En la misma tónica, el Dr. Castle explica que Bokonon inventó cínica y chistosamente una nueva religión. Cuando ya era evidente que ninguna reforma haría a la gente menos miserable, la religión se convirtió en el único instrumento de la esperanza: "el enemigo del pueblo era la verdad, porque la verdad era algo horrible, de modo que Bokonon se asignó la tarea de proporcionarle al pueblo mentiras cada vez mejores". Entre aquellas mentiras, la proscripción fue idea suya, para darle más emoción a la vida religiosa del pueblo.
¿Y dónde está el gato?
De estas tensiones entre Ciencia y Religión, resulta difícil ver cuál resultará triunfante, ya que cada aserción aparece sesgada por la ironía o el cinismo. Lo que viene a arrojar luz es un cuadro pintado por Newton Hoenikker.
Así describe el cuadro Jonás: "[...] era pequeño, negro y verrugoso. Consistía en unas rayas hechas sobre un engrudo gomoso y negro. Las rayas formaban una especie de telaraña y yo me pregunté si no serían aquellas las redes adherentes de la futilidad humana, colgadas de una noche sin luna, para que se secaran".
Su creador le explica que es una cuna de gato, y agrega: "No me extraña que los niños crezcan locos. Una cuna de gato no es más que un montón de equis entre las manos de una persona, y las criaturas miran y miran una y otra vez todas esas equis[...] Pues que ni maldito gato ni maldita cuna que valga".

Los personajes llegan a la conclusión de que "el cuadro refleja la carencia de significado de absolutamente todo". A partir de aquí, los acontecimientos se precipitan hacia un desenlace que pondrá en tela de juicio qué engendros son más dañinos, si los horrores de la ciencia o las mentiras de la religión.
Por supuesto, esta es mi interpretación de la novela, que tiene más tela de la que podría cortarse en un solo artículo. ¿Ya has leído Cuna de gato? ¿Te dan ganas de leer el libro?
Bonus Track:
53º Calipso de Los libros de Bokonon, por Ambrosía (1975)
Oh a sleeping drunkard up in Central Park
Or the lion hunter in the jungle dark
Or the Chinese dentist, or the British Queen
They all fit together in the same machine
Nice, nice, very nice
Nice, nice, very nice
So many people in the same device
Oh a whirling dervish and a dancing bear
Or a Ginger Rogers and a Fred Astaire
Or a teenage rocker or the girls in France
Yes, we all are partners in this cosmic dance
Nice, nice, very nice
Nice, nice, very nice
So many people in the same device
Nice
I wanted all things to make sense
So we'd be happy instead of tense
Oh a sleeping drunkard up in Central Park
Or the lion hunter in the jungle dark
Or the Chinese dentist or the British Queen
They all fit together in the same machine
Nice, nice, very nice
Nice, nice, very nice
So many people in the same device
So many people in the same device
Nice
DE REGALO

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Marcelo: Muy interesante tu comentario y sí… dan ganas de leer el libro. Si dudas no existe»la» verdad. Las personas por naturaleza y necesidad adoptan aquella con la cual se sienten más cómodos. Lo importante es no pensar que esa verdad es la única. A medida que se va profundizando en ella, el pensamiento va cambiando, lo que explica porqué en un determinado momento las personas opinan de una manera y luego de otra. Pasa con las ciencias, con las religiones y en todos los órdenes de la vida y marca la evolución y el progreso de la humanidad. Aunque parezca mentira, estos cambios en el modo de ver las cosas, para muchos son inexplicables.
Si bien se trata de un argumento de ficción, creo que se entrecruza, en ciertos aspectos, con lineamientos de la realidad.
Hola, María Inés: Me encanta que te atraiga el libro. Estoy de acuerdo en todo. Creo que, además, Vonnegut es un maestro en estas cuestiones. Más adelante comentaré algunas otras cosas que escribió. Un beso.