
Fotograma de Nostalgia, de Andrei Tarkovsky
La imagen de arriba es un fotograma de Nostalgia, de Tarkovsky. No voy a hablar de la película, pero el hombre que mira hacia lo alto en una iglesia en ruinas ilustra lo que dice George Steiner en Nostalgia del absoluto.
Las cinco conferencias reunidas en este libro fueron emitidas por la radio canadiense en 1974. El eje común es una revisión de la historia política y filosófica de Occidente durante los últimos 150 años, a la que Steiner considera un intento de llenar el vacío central dejado por la muerte de Dios. Frente a la descomposición de una doctrina cristiana globalizadora, resultó necesario dar nuevas respuestas a lo que percibimos como justicia social, sentido de la historia, relación mente-cuerpo, papel del conocimiento en la conducta moral.
Este desafío fue recogido por los grandes “credos sustitutorios” de los siglos XIX y XX, a los que Steiner propone llamar “mitologías” en el sentido de doctrina social, psicológica o espiritual que cumple con las siguientes condiciones: pretensión de totalidad (ofrece un cuadro completo del “hombre en el mundo”), formas reconocibles (de inicio y desarrollo, surgimiento de herejías, consolidación de una ortodoxia y persecución de los herejes), desarrollo de un cuerpo de mitos propio (que incluye lenguaje, imágenes, metáforas, escenarios, gestos, rituales, símbolos).
Así, pues, examina las mitologías sustitutivas de las religiones tradicionales que ofrecen la filosofía política de Marx, el psicoanálisis de Freud y la antropología estructural de Levi-Strauss, sin olvidar la astrología, el ocultismo y los cultos orientales. Todos ellos, considera Steiner, son intentos fallidos de dar una respuesta universal a la crisis de sentido que afecta al hombre moderno.
Sería demasiado largo resumir aquí los argumentos de este libro breve y, a la vez, rico en pensamiento crítico. Vale la pena leerlo. La última inquietud que plantean esas páginas es si la búsqueda de la verdad puede llevarnos a la destrucción. Esta pregunta me recuerda una frase famosa: “si Dios no existiera, habría que inventarlo”. No estoy seguro de si es el sentido que quiso darle Voltaire, que era deísta, pero leyendo a Steiner, a mí me sugiere la imperiosa necesidad de encontrar un sistema de convivencia que trascienda los intereses del lucro y del consumo.
DE REGALO

COMPARTE EN LAS REDES SOCIALES
Deja una respuesta